Napoléon Bonaparte recibe un valioso regalo del Rey de España, Carlos IV: un lote de diez caballos que han sido seccionados entre las mejores yeguadas andaluzas. Son diez animales preciosos, que asombran en París por su estampa, su alzada y el color de su pelaje. Dos son blancos y su presencia es soberbia.

Uno de estos, es bautizado por el propio Napoleón con el nombre de Marengo, al que elige para la especial revista militar. Sobre Marengo recorrerá después media Europa y dirige la “obra cumbre” de su ciencia militar: Austerlitz.

En 1805, la llamada “batalla de los emperadores” cuando un ejército astro-ruso de casi cien mil hombres, comandados por los emperadores de Rusia y Austria se enfrentan a los 60,000 soldados que comanda el emperador de los franceses (Napoleón I). Fue la batalla cumbre del “rayo de la guerra”, y no sólo por sus resultados sino también por el arte y la astucia con que la plantea aquel Napoleón de 36 años, quien ya era el “amo de Europa”.

Marengo quedó inmortalizado en el cuadro del Barón Gros, actualmente en el Museo de Versalles y que representa el encuentro de los dos emperadores.